FAST FOOD CINEMA

Últimamente el cine comercial se asemeja mucho a una fast food (comida rápida, o también conocida como comida basura). No son comidas preparadas con tiempo y esmero, para disfrute del paladar de los comensales, sino hamburguesas hechas a toda pastilla. Para hacer una hamburguesa sólo hay que juntar ingredientes: sexo, sangre (¡ketchup!), disparos… ¿Quieres explosiones deluxe? ¿La has probado y está sosa? No pasa nada, le echamos sal / chistes. ¿Quieres repetir? Toma secuela.
Salí de La jungla 4.0 con la sensación de haberme zampado una McClane con cuádruple de queso y bebida grande. Semejante al indigesto menú Transformers que me sentó tan mal. Si lo pienso fríamente las dos últimas entregas cinematográficas de los 4F son también hamburguesas de carne (y un tanto por ciento de plástico) que se pueden pedir en menú del que regalan los muñequitos.
De vez en cuando da alegría comer una hamburguesa en un tugurio grasiento, o ver una peli como Death proof. No juzguemos la comida por el envoltorio, o por la fotografía (trucada) del póster, o porque la anuncien por la tele.
Recordemos lo que respondió Franxois Truffaut cuando le preguntaron si era mejor la comida o el cine: “Ver una película mientras me hacen una comida… de polla”.

Bilbao, capital del mundo, 09-09-07.