Abro el periódico. Leo que Amaia Montero deja La oreja de Van Gogh. Estoy en el cielo; esponjosas nubes, aire puro, serafines trompeteros tocando canciones de los Maiden, putti masturbándose... La vida es maravillosa. Sonrío.
Sigo leyendo. Leo que el grupo seguirá sin la petarda, y la petarda seguirá su carrera en solitario. ¡No! Ahora estoy en el puto infierno. Oscuras cavernas, iluminadas por las hogueras en las que arden los/as condenados/as, aire viciado por el humo de dichas hogueras. Conciertos programados: El canto del loco, David Bisbal, Bustamante... Cantando sus propios "éxitos", a veces a dúo con Amaia Montero. La vida es una mierda, como el grupo que se llama como la oreja de Vincent van Gogh; el que al oírlo siento en mis oídos lo mismo que debió sentir Van Gogh al cortarse la oreja: DOLOR.
GROUCHO KROPOTKIN
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